(18 de Agosto de 1944 – 5 de Julio de 2020)
Silvia Pedreira, Julio C Bai
Acta Gastroenterol Latinoam 2020;50(3):224-225
Publicado en www.actagastro.org el 28/09/2020
Con mucho pesar hacemos conocer que el pasado 5 de Julio de 2020 ha fallecido el Profesor Luis A. R. Boerr en el seno de su hogar familiar de la ciudad de San Isidro, Buenos Aires. Su brillante historia de más de 50 años en la gastroenterología argentina la cursó con calurosos y estrechos nexos humanos con colegas tanto de nuestro país y el continente. Como amigos, que hemos compartido partes de su vida profesional y más allá, creemos que Luis hizo gala de condiciones especiales que merecen ser puntualizadas y recordadas. En nuestra opinión, los aspectos más relevantes de su vida profesional han sido, entre otros, su inspirador brillo personal, el extraordinario espíritu indomable e innovador, su nivel intelectual y académico, el ser un lector empedernido de literatura general y científica, el convencimiento de que los equipos son más efectivos que las acciones individuales, su cultura general y su permanente ejercicio de la imaginación.
Inspirado por su padre Rodolfo, Luis desarrolló una intensa actividad profesional asistencial donde se destacó notablemente; estamos convencidos que su ausencia física impactará notablemente en el recuerdo de sus pacientes que siempre lo consideraron como un padre consejero. Luis también se destacó por sus actividades institucionales hospitalarias y su vida profesional se dividió en dos etapas, la del Hospital de Gastroenterología Dr. C. Bonorino Udaondo de Buenos Aires (1968-1998) donde accedió a la máxima posición asistencial/ejecutiva (Jefe de Departamento de Medicina), y el Hospital Alemán de Buenos Aires. En el hospital de gastroenterología ingresó a partir de su relación con el Dr. Manuel Ramos Mejía. Allí comenzó su carrera académica poco después de su graduación en la Universidad de Buenos Aires y su formación fue estimulada y orientada por el apoyo del mentor y guía de muchos, el reconocido Erman Crosetti. Junto con su formación en gastroenterología, Luis despuntó por su gusto en la patología del intestino, así desarrolló un conocimiento integral sobre el tema. En esa época forjó amigos que perduraron en el tiempo: Hugo Mazzanti, Roberto Pedrotti, Julio Bai, Miguel Gándara, Anibal Malvido, Javier San Martín, Teresa Paz, etc. Todos agrupados dentro del “grupo de intestino”. Aquella cofradía que extendía las tertulias más allá de la actividad hospitalaria era completada por su esposa Carolina Stück y tenía su máxima expresión y nexo en el trabajo semanal dedicado a realizar el conocido “Van de Kamer”, constituido en testimonio del afecto societario del grupo. Es de destacar su gran respeto y admiración por los rasgos intelectuales de aquellos colegas contemporáneos de adentro y fuera del hospital.
Nuevos miembros del grupo se incorporaron progresivamente, alguno de los cuales dejaron improntas en la vida de Luis, entre otros, Carlos Martínez, Roberto Mazure, Alicia Sambuelli, pero merecen una especial mención Carlos Morán y Juan C. Gómez, con quienes seguramente ya se ha reencontrado. En los años 80 desarrolló otro de los aspectos destacados de su voluptuoso aporte científico, el extremo interés por las enfermedades inflamatorias y donde se constituyó en uno de los referentes. En éste aspecto en especial, Luis fue motivador de clínicos y cirujanos dando puntapié inicial a un grupo de expertos reconocidos. Luis ha sido un eximio clínico gastroenterólogo que generó admiración e inspiración entre amigos y jóvenes médicos con quienes tuvo contacto. Esto fue evidente tanto dentro de nuestro país como fuera de las fronteras donde se pueden contar con innumerable cantidad de amigos entre los que merecen mencionarse a Guido Villa-Gómez, Elbio Zeballos, Henry Cohen, Sidney Phillips, Gunter Krejs, Eamonn Quigley, etc.
Los mejores ejemplos de su inagotable imaginación académica han sido, en nuestra opinión, su paso como presidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (1991-1992), la dirección de la Escuela de Graduados de la Sociedad y la presidencia del Congreso Argentino de Gastroenterología (2004). Luis también fue vice-presidente de la Asociación Inter-Americana de Gastroenterología (2012-2014). La coronación de esta carrera académica fueron las designaciones como Maestro de la Gastroenterología Argentina (2004), de la Gastroenterología Panamericana (2010) y Personalidad Destacada de las Ciencias Médicas en el ámbito de la Salud de la Ciudad de Buenos Aires (2017).
En 1998 y después de 30 años de trabajar en el Hospital Bonorino Udaondo, Luis le dio un giro copernicano a su actividad institucional, cerró ese ciclo y emigró a una nueva casa, el Hospital Alemán de Buenos Aires, donde desarrolló una prolífica actividad y fundamentalmente explotó una de las habilidades que lo destacaron, su capacidad de organizar y desarrollar instituciones. Varios discípulos provenientes del “Bonorino” tuvieron la suerte de ser “elegidos” para compartir ese proyecto. Ya para cuando desembarcó en el Hospital Alemán, Luis tenía todo muy bien pensado, tal cual una partida de ajedrez donde inicialmente creó el servicio de Gastroenterología. Al poco tiempo, su notable empuje le permitió acceder al cargo de vicedirector del hospital desde donde se ocupó, junto con el Dr. Ricardo Durlach, en estimular el crecimiento del hospital, se creó la unidad de trasplante, el servicio de endoscopia, fortaleció los servicios ya existentes, además de impulsar activamente la construcción de la torre de la calle Juncal, hoy Instituto de Oncología. Fue, sin dudas, un gran hacedor que todo el tiempo impulsaba nuevos proyectos que lo mantenían vigente. Siempre estimulando a la gente de su alrededor para mejorar, era su vocación generar nuevas ideas y desafiar las ya existentes. Habitualmente compartía el “café de la mañana” con amigos y los discípulos “boerianos”, rutina que había iniciado muchos años atrás en el Hospital Bonorino Udaondo. Los que tuvimos la suerte de encontrarlo más calmo y más maduro en el Hospital Alemán destacamos que siempre imaginó y proyectó desafíos nuevos, siempre rodeado de los más jóvenes a quienes les dedicó horas de docencia en vivo. Dio oportunidades únicas, los proyectó hacia una carrera diferente, siempre respetando el lema de dar lo mejor a nuestros pacientes, un sello heredado de generación en generación, creando una escuela de discípulos, que no pasaran inadvertidos.
Hace algunos años fue sorprendido por un cáncer de pulmón que enfrentó con entereza y esfuerzo. Dejo a su cómplice, el cigarrillo, hizo todos los tratamientos y todos los controles, pudo contra el enemigo como nadie esperaba, un desafío que logró superar como el mejor. Algunos de los rasgos menos conocidos de la personalidad de Luis han sido su amor por la lectura y la música clásica donde se destacaba su habitual concurrencia a las galas musicales del teatro Colón. En su juventud también se destacó en el deporte siendo jugador de primera división de volleyball donde desarrolló la misma impronta de personalidad.
Este breve repaso de la biografía del Luís, que lo recuerda como amigo, académico y médico asistencial nos permite asegurar que creemos que es muy posible que a Luis le gustaría ser recordado como el caballero gentil que fue. Querido Luis, tu legado está vivo en una innumerable cantidad de amigos, colegas, residentes y becarios (nacionales y extranjeros) que te han conocido y admirado y has dejado una marca indeleble en nuestras vidas.
Acta Gastroenterol Latinoam 2020;50(3):224-92